La expansión de la filantropía institucional es un fenómeno reciente en América Latina. A lo largo del siglo XX, se crearon un número importante de entidades filantrópicas (45%), pero en el siglo XXI se aceleró el proceso. Más de la mitad de las entidades (54%) iniciaron actividades, y entre 2000 y 2009 se establecieron la tercera parte de las fundaciones de la región (34%). Ese período fue el de mayor surgimiento de fundaciones para Chile, Colombia y México. Para las peruanas, las más jóvenes en la región, el período de mayor creación comenzó en 2010. Argentina, con una tradición más antigua en filantropía institucional, es el único de los países analizados en el cual se crearon más fundaciones en el siglo XX que en el XXI.

El alto incremento de apertura de fundaciones en la región a partir del año 2000 coincide con la tendencia internacional. En el ámbito global, el 44% de las fundaciones se iniciaron en el siglo XXI y el 72% se han incorporado en los últimos 25 años (Johnson, 2018, p. 14). En base a los datos recopilados en el marco del Global Philanthropy Report (2015), identificamos algunas tendencias en la filantropía institucional en este grupo de países de América Latina.

  • Las fundaciones empresariales predominan. América Latina es la única región en el mundo donde las fundaciones empresariales representan el porcentaje mayor de entidades en relación con las independientes y familiares. Mientras que en el ámbito global el 90% de estas son independientes o familiares (Johnson, 2018, p. 15), en los cinco países analizados la mitad de todas las fundaciones son empresariales, el 29% son independientes y el 20% son familiares. Los países donde predominan las fundaciones empresariales son Argentina, Colombia y México. En Chile, la mayoría son familiares, y en el Perú, independientes.
  • Las entidades filantrópicas son pequeñas. La mitad de las entidades filantrópicas (52%) tienen 10 o menos empleados, y las que tienen 5 o menos son una tercera parte (35%), y un 12% no tienen personal remunerado. Estos porcentajes muestran un sector de fundaciones mayoritariamente constituido por entidades pequeñas; sin embargo, al compararlas con las del resto del mundo, las de la región son un poco más grandes. En el contexto global, el 51% no tienen personal remunerado y el 43% cuentan con menos de 10 empleados de tiempo completo o equivalente (Johnson, 2018, p. 29).
  • Entre las fundaciones empresariales, familiares e independientes hay tendencias y rasgos diferenciados. Las fundaciones empresariales son la mayoría en la región y las de más reciente creación. Predominan sobre los otros tipos de fundaciones en Argentina, Colombia y México. En su gobernanza, las empresariales tienen promedios de reuniones anuales menores y también menores porcentajes de mujeres en el directorio. En cuanto a la colaboración, es mayor el porcentaje de las empresariales que colaboran con el Ejecutivo cuando se las compara con las familiares e independientes. En cuanto a la evaluación, se destacan por contratar con externos en proporciones mayores que los otros tipos de entidades.
  • La mayoría de las fundaciones familiares se crearon antes del año 2000 en Argentina, Colombia y México, y después de 2000 en Chile y el Perú. Solamente en Chile predominan las familiares sobre las empresariales e independientes. Sobre la gobernanza, las familiares tienen un porcentaje mayor de mujeres en el directorio en todos los países, menos en México. En la región son las de más alto porcentaje con fondo patrimonial; lo mismo sucede en Argentina, Chile y Colombia. Las fundaciones familiares son las que en menor proporción colaboran con el Gobierno, y en todos los países, menos en Argentina, son las que menos publican los estados financieros auditados.
  • La mayoría de las fundaciones independientes se crearon antes del año 2000 en Argentina, Chile y Colombia. En Perú y México, la mayoría de las independientes se crearon después de 2000. Solamente en el Perú las independientes predominan sobre las familiares y las empresariales.
  • Entre las fundaciones donantes, operadoras y mixtas existen también rasgos y tendencias diferenciados. Las primeras tienden a ser las más antiguas; más de la mitad de las que son actualmente donantes se crearon antes del año 2000. Las operadoras son de inicio más reciente: el 70% de ellas comenzaron después de 2000. Las mixtas son las que predominan en la región y en todos los países.
  • Las fundaciones comunitarias mexicanas se diferencian de los otros tipos de fundaciones. Tienen vocación territorial y orientan su trabajo al desarrollo sostenible de las comunidades donde trabajan. Son entidades jóvenes, como el resto de las fundaciones, y no hay entre ellas ninguna creada antes de 1990, como sí ocurre entre los otros tipos de fundaciones. Al igual que el resto, la combinación entre programas propios y donaciones es la modalidad más común de operación de las comunitarias. Son organizaciones un poco más grandes que el promedio, en términos de empleados y voluntarios, pero más pequeñas en cuanto a recursos económicos.
  • Sus órganos de gobierno tienen un promedio de directores levemente menor que sus pares mexicanos, pero mayor que el promedio regional. El promedio anual de reuniones es mayor que el de las otras fundaciones. Las fundaciones comunitarias utilizan más la elección como mecanismo para seleccionar a sus miembros. El porcentaje de fundaciones en las que participan mujeres en los directorios es mayor que el de las otras organizaciones mexicanas de este tipo y que el promedio regional, pero la cifra de mujeres en los órganos de gobierno es similar.
  • La inversión social es bastante diferenciada en relación con el resto de las fundaciones, pues las comunitarias dan prioridad al desarrollo sostenible de las comunidades donde trabajan. Con este enfoque, priorizan sus programas hacia organizaciones comunitarias de base. El desarrollo comunitario y el fortalecimiento institucional son sus dos áreas temáticas principales.
  • Las fundaciones comunitarias colaboran más con otras entidades filantrópicas que el resto de las fundaciones y brindan un mayor peso al aprendizaje colaborativo. Dan más importancia a la evaluación y la usan con más frecuencia que el resto para recaudar fondos y para su vinculación con externos. Son entidades más transparentes que las otras fundaciones, en términos de la publicación de informes de gestión y de estados financieros auditados. Posiblemente el mayor peso de la evaluación y de la transparencia está determinado por la necesidad de mantener la legitimidad y la confianza con donantes y actores.