La gobernanza es responsable de que la organización filantrópica cumpla con su misión y gestione eficientemente sus recursos.

La literatura define la gobernanza de las organizaciones filantrópicas como los sistemas y procesos involucrados en la dirección, el control y la rendición de cuentas de la organización (Cornforth & Chambers, 2010). El buen funcionamiento del órgano de gobierno o directorio en este tipo de organizaciones, al igual que en una empresa, influye en todas sus actividades. Gobernar una organización implica asistir a las reuniones, participar activamente en la toma de decisiones que afectan la estrategia y el funcionamiento de la organización, e involucrarse en los procesos de planificación y seguimiento de los proyectos (Green & Griesinger, 1996). Conocer quiénes forman parte del directorio de la organización filantrópica contribuye a generar legitimidad y la confianza de la sociedad en la organización.

La gobernanza abarca casi todos los temas fundamentales de una organización: desde los valores organizacionales y su ética, hasta la estrategia para lograr el impacto, el control del cumplimiento de normas y su sostenibilidad en el tiempo (Bethmann, Aninat, & Meneses, 2019).

Existen varias referencias y guías relacionadas con un órgano de gobierno o directorio efectivo dentro de las organizaciones filantrópicas. La literatura define guías y recomendaciones centradas en dos categorías. La primera se refiere a las características del cargo de directores y la segunda define las características de los miembros que lo conforman. Así, la teoría de las organizaciones filantrópicas y la experiencia internacional definen marcos de referencia a través de indicadores o atributos que estos directorios deben cumplir para maximizar su beneficio y relevancia para la organización.

Los directorios sirven para guiar y definir los lineamientos de la estrategia de inversión social, así como para proveer experiencia y recursos alineados con la misión de la organización filantrópica. Además, los directorios traen consigo redes de contactos para negociar y apalancar recursos de fuentes externas. La literatura señala que una de las buenas prácticas para lograr esto es la creación de un comité de evaluación independiente del órgano de gobierno, que supervise al directorio y genere políticas que influyan en la decisión de permanencia o expulsión de miembros que no cumplan con las metas propuestas (Renz, 2010).